En primer lugar voy a aclarar a que me refiero en este post cuando hablo de un entorno de obra y un entorno industrial.
Por poner un ejemplo de un entorno de obra de construcción podría valer el caso de la ejecución de un tramo de autopista de 10 km de longitud y para el entorno industrial una empresa de fabricación y montaje de vehículos.
A continuación señalo algunas diferencias que existen a la hora de gestionar la Calidad en ambos entornos sin entrar en valoraciones del tipo “cual es más eficaz o cual más eficiente”.
1. Espacios abiertos o controlados.
El espacio físico de actuación en el que discurren los procesos y tareas relacionados con la gestión de la Calidad es completamente distinto, en uno tiene lugar en un tramo de 10 km de longitud que puede discurrir entre bosques, sobre ríos o bajo montañas. Por el contrario, en el caso de un entorno industrial tiene lugar en uno o varios edificios en los que los distintos procesos están perfectamente localizados.
2. Planificación y organización de los trabajos.
En una obra, los procesos no siempre se pueden planificar con antelación ni tienen el mismo ritmo de trabajo. Existen condicionantes externos (decisiones del cliente, condiciones meteorológicas, cambios en las características del terreno no previstas) que obligan a cambiar tanto los procesos previstos como el ritmo de los mismos. En un entorno industrial, si puede haber épocas de cambios en los ritmos de producción, pero en lo referente a la planificación de los trabajos y procesos se suele realizar con previsión y antelación.
3. Gestión durante un tiempo limitado.
Mientras que en un entorno industrial el sistema de gestión, los procesos y los indicadores no tienen límite en el tiempo, son por así decirlo “indefinidos”, en una obra tienen una duración determinada, que empieza al inicio de la obra y finaliza con el acto de recepción de la misma por parte del cliente. Lo que supone que para cada nueva obra hay que revisar y adaptar el sistema de Calidad a la realidad de la misma: tipología, promotor, equipos, medios,….
4. Actuación de terceros.
Con esto me refiero, a que una obra no es un entorno controlado, no se le pueden poner puertas al campo, con lo que en ocasiones influyen las actuaciones de terceros (propietarios de los terrenos o robos de equipos y materiales). Un caso particular es la interacción con otros servicios que normalmente ocurre en todas las obras. Afecciones con carreteras, líneas de ferrocarril, gasoductos, líneas de fibra óptica, líneas eléctricas, arroyos y cauces de dominio público, zonas de interés cultural e histórico,….
En un entorno industrial al ser la ubicación fija y controlada una vez que se establece, ya se evitan todas las afecciones mientras dure la actividad.
5. Equipos humanos nuevos.
Enlazando con lo descrito en el punto 3, por cada nueva obra en la mayoría de los casos, supone un cambio total del equipo humano, con lo que hay que volver a comprobar la formación y el conocimiento acerca del sistema de los miembros del equipo y su forma de aplicación en anteriores obras. En un entorno industrial, esto no sucede, se pueden producir cambios de personas en el equipo, pero no de una manera tan radical como habitualmente ocurre al inicio de una obra.
6. Circunstancias cambiantes.
Al estar la obra en un entorno al aire libre, se está sujeto a las incidencias climatológicas que pueden cambiar incluso en el mismo día (temperaturas, tormentas) y pueden incidir en la Calidad de determinados procesos. Por ejemplo temperaturas excesivamente altas o bajas son condicionantes a la hora de hormigonar un elemento. En épocas de lluvias o sequía están condicionados los trabajos de extendido y compactación de tierras y pavimentos.
En un entorno industrial estas incidencias desaparecen al tener un ambiente controlado para la ejecución de los procesos.